Compañero maestro,
esperemos que no haya pasado por esto, hoy por la mañana.
Duro de levantar.
No quiere ir a
clases; se pega a la cama.
El niño permaneció
pegado dos horas hasta que lo auxilió personal de Protección
Civil .

Monterrey, México (07 de
enero) Diego no tenía alternativa, hoy debía ir a la escuela
después de tres semanas de vacaciones. No sabía cómo evitarlo,
pero anoche, cuanto todavía estaba entre las sábanas, tuvo una
ocurrencia: quedarse pegado a la cama.
Fue a la cocina y, sin hacer ruido, tomó un frasco con pegamento
industrial, que su mamá compró para pegar calzado, y simplemente
se lo puso en la mano.
La cabecera metálica de su cama fue el lugar perfecto para que
este niño de 10 años terminara "atado" por casi dos horas, con
el firme propósito de no ir a la escuela, mientras todos en su
casa estaban dormidos.
A las 1:30 horas su casa, en la calle Hilda Anderson, del quinto
sector de La Joya, en Guadalupe, fue escenario de esta historia
en donde paramédicos de la Cruz Verde, elementos de Protección
Civil del Estado y policías preventivos llegaron para poder
rescatar al niño de su "prisión".
Su madre, Sandra Palacios González, no sabía qué hacer, ya había
tratado de despegar la mano derecha del pequeño Diego con varios
líquidos, con agua y hasta con esmalte de uñas (acetona), pero
esos remedios no fueron suficientes para lograrlo.
Unos vecinos llegaron para ayudarlos y tampoco consiguieron
soltarlo de la cabecera de su cama.
Las caricaturas de un canal de televisión fueron el
entretenimiento de Diego durante las casi dos horas de
nerviosismo.
Todos los presentes le cuestionaban cómo había terminado pegado
con ese pegamento industrial llamado Rite-Lok y Diego se
resistía a decirlo. Sólo se tapaba con las colchas.
A veces la risa le ganaba, pero no pudo más... por fin reveló
sus negras intenciones. "Es que no quería ir a la escuela, no
tenía ganas, estaban muy ricas las vacaciones", dijo entre
risas.
Hasta los paramédicos de la Cruz Verde que estaban en ese
momento reaccionaron con una carcajada por la ocurrencia de
Diego.
Minutos después llegó el remedio, un elemento de Protección
Civil del Estado roció el spray llamado "aflojatodo" en la mano
del menor y en unos segundos por fin quedó liberado.
"No sé por qué se le ocurrió eso si es un niño muy bueno, es
travieso como todos, pero hasta da risa de tan ocurrente que
es", decía Sandra Palacios.
Aunque trató y trató de evitarlo, hoy Diego sí acudió a la
escuela 1 de Mayo, cerca de su casa, donde cursa el quinto año.
Su banco y su salón lo esperaban otra vez.