¿Nombramiento o elección de Rector en la Universidad de Sonora?

Por Oscar Yescas Domínguez

(1 de enero) En la Universidad de Sonora se inicio formalmente el proceso de nombramiento de nuevo rector para el período 2,013-2,017. Esto es un tema de especial interés no solo para los universitarios sino también llama la atención de gente externa nuestra institución.

Al respecto creo importante compartir cierta información y precisar algunos puntos, ya que los universitarios que realmente amamos a nuestra institución y que tenemos 20 o 30 años laborando, debemos aportar nuestras opiniones y experiencias en este momento trascendental, con las nuevas generaciones que integran nuestra comunidad universitaria. Es importante recordar que la estructura actual de la Universidad de Sonora que se rige por la Ley 4, no ha existido siempre, pues el gobernador Manlio Fabio Beltrones impuso la misma en 1993. Por esto es importante recordar partes de la historia de nuestra universidad.

Antes de la Ley 4 teníamos la Ley 103 que los universitarios conquistamos en una verdadera lucha para democratizar la universidad y que logramos tener el derecho a elegir a nuestros gobernantes con la participación de estudiantes, maestros y trabajadores utilizando el sistema del voto secreto directo y universal para elegir Rector. Es decir, el voto de un maestro tenía el mismo valor que el voto de un estudiante o el voto de un trabajador.

Este sistema verdaderamente democrático fue eliminado de la Universidad de Sonora por Manlio Fabio Beltrones, quien con el uso de la fuerza pública y pasando por encima de la resistencia universitaria cambió la ley universitaria y nos quitó a los universitarios el derecho de votar para elegir a nuestras autoridades, creando para ello todo un aparato burocrático reflejado en una estructura organizacional que creó nuevos puestos y mayores trabas para el trabajo académico ya que centraliza las decisiones para autorizar proyectos en pequeños grupos formales denominados Consejos Divisionales, Consejos Académicos y Junta Universitaria.

Se supone que éstos están integrados por representantes estudiantiles y académicos y toman decisiones a nuestro nombre, el problema es que aunque estos son elegidos democráticamente jamás hacen reuniones con sus representados ni informan de lo que hacen.

El resultado es una comunidad universitaria ignorante de quienes son sus representantes y desconocedores de sus derechos como universitarios, así como una reducida élite que toma decisiones a nombre de una gran mayoría. En el punto que nos interesa en estos momentos, la actual Ley 4 contempla que los rectores sean nombrados por una Junta Universitaria integrada por 9 personas, cinco académicos universitarios y 4 sujetos externos a la universidad, supuestamente figuras relevantes de la comunidad pero ignorantes de la dinámica y cultura universitaria.

Estos individuos que toman decisiones a nuestro nombre jamás tienen contacto con la comunidad universitaria y actúan como una cofradía secreta que excluye la interacción con miles de universitarios. Por esto es que no se puede llamar elección a este proceso ya que no participan en esta importante decisión los miles de estudiantes, trabajadores y académicos que formamos la comunidad universitaria y que somos marginados en esta importante decisión. Pareciera ser que el grupo que detenta el poder desde hace 20 años en la Universidad de Sonora piensa que los universitarios no tenemos memoria y trata de sacar provecho de ello.

En realidad no es así, los universitarios que tenemos más de 25 o 30 años laborando, recordamos perfectamente los acontecimientos más relevantes en la historia de nuestra universidad. Así podemos decir, que desde que se aprobó la ley 4, hemos tenido ( o padecido?) solo 3 rectores.

Al asestar el golpe a la universidad con el apoyo de la fuerza policiaca, Beltrones impuso como nuevo Rector en el marco de la Ley 4 a Jorge Luis Ibarra Mendívil, actual Secretario de Educación Publica, (activista estudiantil en su juventud en la Universidad de Sonora, después priísta convencido, en su momento colaborador cercano de Eduardo Bours, y hoy en día panista convencido, al grado de ser funcionario de primer nivel del gobierno de Guillermo Padres). Ibarra Mendivil tenía a su cargo la rectoría del Colegio de Sonora antes de venir a ocupar la silla de la rectoría en la Universidad de Sonora, es decir, ni siquiera pertenecía a nuestra universidad y paso a ser la máxima autoridad universitaria percibiendo un sueldo que fácilmente triplicó el sueldo de un maestro de tiempo completo de mayor nivel y de mayor antiguedad, esto gracias a Beltrones y a expensas de miles de universitarios. Ibarra Mendivil disfrutó cuatro años las mieles del poder y todavía se dio el lujo de reelegirse por otros cuatro años más ya que la Ley 4 se lo permitió, o sea que estuvo ocho años ocupando el cargo de rector.

Al cumplir los ocho años y dejar el cargo de Rector para irse a presidir la Anuies, Ibarra cedió el poder a Pedro Ortega Romero integrante de la comunidad universitaria. Se maneja en corrillos en la Universidad de Sonora que antes de salir realizó ajustes administrativos que le permitieron autoadjudicarse una plaza de maestro de tiempo completo en forma vitalicia. Es decir, se afirma que aun sin trabajar en la Universidad de Sonora sigue percibiendo sueldo como maestro de tiempo completo. Esto último no está debidamente comprobado y seria muy sano que tanto las autoridades administrativas de le Unison, como el propio Ibarra Mendivil desmintieran estas afirmaciones en un sentido o en otro.

De lo contrario se pensaría que el que calla otorga. Por su lado, Pedro Ortega se sostuvo en el puesto cuatro años y cuando se terminó su periodo siguió el ejemplo de Ibarra Mendivil, es decir, se reeligió por otros cuatro años y permaneció también sus ocho años percibiendo un sueldazo como rector.

Después de salir Ortega entra al poder Heriberto Grijalba quien se caracterizó durante estos últimos cuatro años por sus actitudes antisindicales y favorecer a su grupo de cercanos colaboradores. Termina su gestión de y sin presentar informe alguno de su gestión donde pudieran verse los logros obtenidos, pretende reelegirse por otros cuatro años más bajo la logia de si Ibarra Mendivil y Pedro Ortega lo hicieron ¿Por qué el no? ¿Qué sucede en la Rectoría de la Universidad de Sonora, que quienes ocupan esa silla presentan una adicción al poder y pretenden reelegirse por una segunda ocasión? ¿Qué beneficios obtienen que no desean dejar el puesto?¿Cuánto gana el Rector de la universidad de Sonora y que beneficios adicionales disfruta por ocupar ese cargo? Son algunas preguntas que requieren respuestas inmediatas y públicas. Según la información que se manejó el año pasado el Rector de la Universidad de Sonora percibe un sueldo de $120,000 pesos al mes. Una pregunta interesante seria saber el número de publicaciones académicas de estos tres personajes y que conste que no estamos pidiendo el numero de cuantas bancarias que cada uno posee.

Pero el principal problema que tenemos en estos momentos los universitarios en la Universidad de Sonora es que no participamos en el proceso de toma de decisión para elegir rector ya que la Ley 4 nos marginó de ello. En base a lo anterior podemos decir que el proceso actual para nombrar rector en la unison está en abierta contradicción con la dinámica social que se observa en nuestra sociedad del siglo veinte y uno, que se caracteriza por un incremento en la participación social de las masas para implementar cambios sociales.

Así lo vimos con la primavera árabe, con el movimiento de los indignados, en las elecciones pasadas en México, el movimiento Yo soy 132 y los estamos viendo aquí y ahora en el movimiento de los malnacidos en Sonora. Ya que las autoridades universitarias presumen de que nuestra institución destaca en el país, deberíamos pedirles que también reconozcan que la Universidad de Sonora es la universidad pública del país más antidemocrática que existe en México ya que no permite que sus miles de estudiantes, maestros y trabajadores elijan a sus gobernantes.

Como bien dice el Maestro Sergio Barraza, es increíble que los universitarios sonorenses puedan votar para elegir presidente, pero no pueden votar para elegir rector. A diferencia de la tendencia internacional que pugna por la democratización de los procesos colectivos, aquí vamos en franco retroceso. Entonces podemos decir que el punto central en este nombramiento de rector en la Universidad de Sonora es que los universitarios no participamos en las decisiones relevantes de nuestra universidad tales como la elección de nuestras autoridades. ¿Qué es lo que nos lo impide?

El marco legal de la Ley cuatro que impide nuestra participación. Por lo tanto, debemos centrar la atención en exigir la participación de los universitarios en la elección de nuestras autoridades y si la Ley 4 nos lo impide, debemos centrar la atención en cambiar esta ley retrograda que solo ha beneficiado a un grupúsculo en el poder que han obtenido beneficios inconfesables por ocupar los cargos de máxima dirección.

¿Quiénes van a cambiar la Ley 4 en la Universidad de Sonora? Sabemos que es facultad del Congreso del Estado, es decir los diputados, pero si los universitarios no exigimos que se cambie, nadie va a mover un dedo para cambiarla, y así podremos tener otros Ibarra Mendivil. Ortega Romero y Grijalba Monteverde guiando los destinos de nuestra querida y amada Universidad de Sonora.

 
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